Siempre igual,
nunca despacio
respirando sin pensar,
sin verte, sin obligarte
a pensar en tu comida,
tu diversión maldita,
tus desplantes sin permiso,
tus amores a escondidas,
tus besos que voy pidiendo
todo el tiempo sin medida.
Siempre igual,
nada se cambia,
la luna está en la montaña,
el sol se va despacito
y mi vida acá en mi mano
nunca se vé dónde queda,
mientras la cama está sola,
nadie la calienta apenas
y me voy a dormir toda
sin pensar en compañía
porque la vida se alarga
debajo de la cortina
que esconde los platos sucios
que no se lavaron antes
y las hormigas se comen
las sobras que ahí se quedan.
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