Cuando
los quejidos
De los
que lloraban
No eran
atendidos
Como
merecían
Porque
los doctores
Cuidando
su espalda
O pedían
mucho,
O no
hacían nada,
O lo alcahueteaban
A los de la cana,
Te nació
el deseo
Y la
voluntad
De
hacerte médico
Y de
saber más
Para curar
llantos
Atendiendo
heridas
De los
que caían
Peleando
en la causa.
Te costó una cárcel,
Te
acortó los años,
Te trajo
caídas,
Se llevó
esperanzas,
Pero
finalmente
Para
nuestro orgullo,
Querida
doctora
Tenés el
permiso
De andar
por las cierras
O por
las llanuras
Sabiendo
algo más
Del
sufrir humano
Tratando
de abrir
Caminos
de vida
Entre el
alarido
De
pueblos que gritan
Por la
libertad
Y el pan
en la mesa.
Algún
día, flaca,
Toda la
desdicha
Se dará
la mano
Se
unirá, vencida,
Y
acompañarás
Con tu
medicina
A los
que pelearon
Desde la
trinchera,
A los
que no pueden
Curarse
ellos mismos,
Pero
necesitan
De tu
mano amiga.
Espero
encontrarte
Uno de
estos días
Y darte
un abrazo
De
orgullo que admira
Tu lucha
de vida,
Tu
anhelo y destino,
Recordándote
En
aquellos años
Saltando
terrazas
Mientras
que tenías
A tu
nuevo bebe
Creciendo
en la panza…
¡Un
abrazo, piba!