Sunday 23 September 2018

Me imagino

Me imagino que de pronto
mi alma se cae al suelo,
la levanto despacito
para guardarla sin miedo,
pero cuidando la forma
que uso dentro de mi cuerpo,
para que pedazos sueltos
vuelvan a ponerse juntos
sin que tiemblen en el frío
debajo de la hermosura
de dormirse sin molestia
con las cosas que no siento.
Me imagino que algo crece,
algo se muere y no vuelve,
otros dan plantas con flores,
otros salen de paseo
y algunos se quedan quietos
mirando sin hacer ruido
como el que vuela hasta el cielo
en busca de algún planeta.
Besitos apasionados
que encontraba en la mañana,
cuando el calor de tu cuerpo
sin pensarlo me gustaba,
revolviéndome en la cama
con abrazos que te daba,
mientras el reloj sonaba,
y había que levantarse
a las 6 de la mañana,
porque la olla caliente
esperaba en la cocina
el vapor que hacía el agua
preparando algún puchero
para levantarse al alba.



Pasto y sopa

Pasto y sopa de regalo,
mis zapatillas lo dicen
poco a poco, muy despacio,
me estoy convirtiendo en pasto
sin que ni yo me dé cuenta
de lo que cuesta cortarlo.
Sopa y pasto sin lamentos,
con alegría y espanto,
con el camino pesado
de empujar por todo el día
la cortadora de pasto
en subidas y bajadas
bajo la sombra de un árbol
o bajo un sol tan caliente
que puede freír los sesos
en el medio del verano.
¿Será la sopa tan verde
que en algún momento ufano
ella se convertirá sin miedo
en otro montón de pasto?
Mientras tanto mi comida
espera que yo cocine
para preparar un plato
sin que me ocupe del pasto
que crece por todos lados.
Alguna vez en la vida
me dejaré de cortarlo,
no solo porque hará frío
cuando termine el verano,
sino también porque un día
lo haré crecer sobre mí
escondida entre la tierra
donde me pise el ganado,
y llevaré entre mis huesos
que se deshacen en vano
el recuerdo de ese tiempo
cuando te hacía el amor
sobre el verdor de algún prado.



Saturday 15 September 2018

En el RobertQ

Me voy hacia el aeropuerto
viajando en el RobertQ
la ruta va muy despacio
de tráfico sin parar,
estamos cerca del pueblo
de los jardines botánicos.
El verde del prado afuera
me quiere poner contenta
pero miro mi reloj
preocupada por la vuelta,
nos falta toda una hora
con kilómetros de ruta
que nos hará llegar tarde
si habría alguna clausura.
En el viaje en esta ruta
todo parece atrasado,
el avión no va a esperar
a que llegue donde debo
para empezar ese vuelo
porque queda demorado.
Nadie se puede pensar
que no despega del suelo
por alguna cosa rara
que lo haga retrasar
para remontarme al cielo.
Acá va el trecientos doce
de una salida en la ruta
viendo al lado la meseta
donde los pinos que crecen
se amontonan suavemente
para llenarse de nidos
mientras la nieve no llega.
Faltan 40 kilómetros
para llegar hasta el Pearson
con 10 minutos de viaje
no creo que pueda ver
si es que llegaré seguro
a tiempo para el check up
para dejar mi equipaje.