Se fue

Se fue, se fue el tiempo,
Se fue sin parar,
Sin dejar vestigios,
Ni buscar la paz.
Se fue, se fue lejos,
No lo encuentro más,
Lo busco en mis manos,
Mi cara, mis pies,
Pero no lo encuentro
Donde estaba ayer,
No puedo alcanzarlo,
Se va siempre más,
No ve ni me mira
Ni quiere escuchar...
Esperáme digo,
Quiero cocinar,
Quiero ver el mundo,
Esperáme acá,
Pero ni se vuelve
Ni mira hacia atrás,
Va solo adelante,
No espera jamás
Mientras van rodando
Pedazos de piedras
Dentro de la mar
Donde yo me hundo
En la arena suave
Que come mujeres
Que quieren soñar.

Qué sería

Qué sería si tuviera
entre mis manos huesudas
un caramelo de miel
que me produzca la seda
de mejorar la garganta,
dejando de estornudar
sin que me duela la muela.

Qué sería si tuviera
papeles con mariposas,
orgamis con cigüeñas
cantando paz en la tierra
y viendo lo que se encuentra
cuando se alcanza la idea
de estar soñando despierta.

Qué sería si te viera
entre copos de algodón
con mi kimono celeste
brilloso de tanta seda
en ropa que siempre queda
y te pudiera abrazar
aunque sea desde lejos
solamente en mi cabeza.

Qué sería si mañana
volvemos en un avión
mirando si descansar
la luz que apunta el andar
hasta la fin de la tierra
como Colón la buscaba
cuando salió en su camino
para encontrar las especias.

Lenguas

Lenguas muy extrañas
escucho de pronto,
el ómnibus vuela
por la ruta ancha.
Las luces que bailan
delante los ojos
del chofer ufano
de pronto se alargan,
mientras en su nido
algún pajarito
durmiendo tranquilo
quizás se despierte
al ruido mundano
de la carretera
tan ebulleciente
entre camioneros
con cargas diversas,
coches con familias
que vuelven de un picnic,
taxis que trajinan
buscando clientes,
y algún empleado
que piensa en su vida,
tienen una meta
que creen cumplida
con mucha eficiencia,
yéndose apurados
para una dormida.

Luces de Japón

Luces de Japón
con  pelo en la cara,
voces que se van
hablando una lengua
que suena muy rara.
Puentes y paredes,
en cada costado,
rutas que permiten
llevar gente a casa
en autos ligeros
sin ruido y sin pausa.
La noche es oscura,
la gente que habla
cuenta de la historia
del té color verde
que puede tomarse
o hacerse comida,
mientras que la Jackie
se mueve en su silla
toda dolorida.
Miles de las luces
de color tan rojo
se enriedan al paso
de frenos que paran.
Cientos de camiones,
ómnibus y autos
están en el tráfico
que va tan despacio,
mientras se resignan
al paso cansino,
buscando en la meta
poder descansar
en la propia casa,
para prepararse
al trabajo duro
que vuelve mañana
dentro del destino
de seguir la vida
que nunca se acaba,
persiguiendo siempre
el reproducirse
con deber y amor
al sueño infinito
de sobrevivencia
criando a los hijos
con patria y hogar.

Acá

Acá se perdió
Toda la inocencia,
Que se fue muy lejos
Sin dejar la huella
De gente rendida
Saliendo cobarde
En cada movida.
Torturas a vidas
Quebradas temprano
Por la mano hartera
Que nos separó
De la casa hermosa
Que dejé allá atrás
En Santos Lugares
Con vecinos buenos
Que nunca jamás
Volveré a encontrar.
Hogar argentino
Que quedó muy lejos,
Tristezas tan mías
Color de azucena,
Que ya no visito
Aunque vaya cerca,
Y no veo más
Aunque lo quisiera.
El tiempo que pasa
Se lleva las penas
Y nos acribilla
Entre las orejas,
El seso, la carne,
Los ojos, la sangre,
La vida tan nueva,
Tan rica, tan fresca
Que ahora se arrastra
Sin rumbo ni meta,
Porque  no encontró
Momento oportuno
A desenvolver
Posibilidades
De cosas factibles
Con sueños alegres
Que se desarmaron
Sin prisa y sin pausa
Delante mis ojos.
Los días y noches
Buscando cansada
Las voces perdidas
En el torbellino
De horas sin calma
Llorando amargada
Lo que pudo ser
Y nunca fue nada.