Es lindo hablar con tu hermana,
nadie lo puede negar,
la petisa se sentaba
a la mesa del cenar
mirando por la ventana
viendo la gente pasar
mientras el calor revienta
la Roma si caminás.
Roma que gustás tanto
si no hace mucho calor,
lamento tanta humedad
que molesta el razonar.
Besitos que yo te daba
cuando no podía más,
los amontono de pronto
para poderte gustar
cuando te doy mil caricias
todo el tiempo sin parar.