Desesperación

Desesperación
De días que pasan
Y no vuelven más.
Se van todos lejos
Y no los encuentro
Acá cerca mío,
Solo se me van
Sin dejar vestigio
Sobre algún caballo
De larga melena
Que corre asustado
Persiguiendo estrellas
Mirando al futuro
Que se le entrevera
Mientras por la playa
Sus cascos bordean
El agua salada
Que las olas dejan
Sobre arena de oro
Que corre en el peso
De la vida loca
Que me trae besos
Desde la lozana
Mirada amigable
Que me vé de lejos
Como que me abraza,
Mientras que me llama
Hasta que me alcanza
Con la voz tranquila
Que tanto escuchara
Trayendo en nostalgias
Las horas pasadas.

La pared marrón

La pared marrón,
mi voz está ronca,
los trenes pasando
me llevan soñando
hacia el horizonte
de un mundo de estrellas
que buscan tu cuerpo
de algodón y acero,
de piel y de seda.
Este es el Japón
tan lejos y extraño
donde vos no estás
y no sé muy bien
si volver a verte
está en lo planeado.
Relatos de historias
que vienen del viento
y me traen suave
entre los recuerdos
el tiempo ideal
que tengo en mi mente
cuando te seguía
con mis ojos llenos
de vos solamente
con lágrimas tristes
que se delizaban
sobre mis mejillas
sin saber por qué
ni tener noticias,
pensando otra vez
si es que volvería
a adorarte dentro
de toda mi vida.

Razonando

Razonando los disgustos,
las alegrías pasadas,
las que pronto llegarían
sorprendiendo en el mañana,
las personas que yo llamo,
las que encuentro sin buscarlas
entre dibujos de espuma,
los bambúes que se mesen
en el jardín japonés
con el agua cantarina
cascadeando sobre piedras
reflejando luz divina
con música de guitarras
y pianos cantando suave
el ritmo de un pasodoble
desgranando en mis oídos.

Momentos que me recuerdan
cuando estaba entre tus brazos
y temblaba enamorada,
mientra yo me deshacía
en tus manos anheladas.

Razonando mis poesías,
mis saltos y mis caídas,
tus besos que tanto extraño
y tus ojos embrujantes,
es que te espero de veras
contando cada minuto
dentro de todos estos días
mirando para adelante
para volver a encontrarte
con ansiedad de poetisa
cuando vea la vereda
que me permita llegar
hasta el jardín de tu vida.

Me quedé callada

Me quedé callada por cuarto semanas,
nada se escuchaba, porque  nadie hablaba,
mi sonrisa helada mostraba mis dientes
blancuzcos y fuertes, comiendo sin asco
pilas de bananas y carnes asadas,
mientras que la gente pasaba a mi lado
en la  primavera que ha tardado tanto
buscando en la feria la nueva lechuga,
espárragos flacos y rábanos blancos,
sin que me pregunten dónde están los versos
que escribo sin miedo de ofender a nadie
pero que no pude encontrar la musa
porque el tiempo amigo se me fue volando.

Me quedé callada pensando en mi gente,
la que lee esto buscando una chispa
de alguna palabra que siempre les mando,
pero no pasaba dentro mi cabeza
un poco aturdida de tantos amagos,
que estuvo ignorando sentarse a la mesa
a escribir poesías que adornan mi canto,
mis horas de sueño, mi cuerpo cansado,
cuágulos de sangre doliendo en mi pierna,
resfrío espantoso que me duró tanto,
y el olvido amargo de volverme vieja,
todo se hizo excusa pero desde ahora
me alegro volver a escribirles algo.

Me arrastro

Me arrastro por el suelo,
me quedan muchas horas
en este vuelo eterno
que encuentro entre las olas.

El sol que está durmiendo
me trae tu sonrisa
y se la lleva lejos
sin miedo y sin malicia.

Palabras que te acercan
al lado de mi vida,
no suenan como quiero
ni van entre comillas.

Te busco sin la luna,
sus rayos, sus antojos,
porque cuando te escribo
me alejo poco a poco.

Te quiero con el alma

Te quiero con el alma,
con mis venas, mi antojo,
te busco mientras duermo,
mientras me alejo a lo loco.
Te busco entre mis manos
vacías sin tu cuerpo,
te busco y no te encuentro,
te sueño y me maldigo
por no estar a tu lado
buscándote sin miedo.
En cambio estoy viajando
viviendo en la locura
de millas que recorro
sin meta en mi destino,
en horas que no ahorro
de ventilar al cielo
la luz en mi camino
en historias paganas
que cubren con ternura
debilidades del tiempo.
Te busco y me distraigo
con cosas pasajeras,
las luces de la noche
que atraen como estrellas,
la brisa, la mañana,
y amigos que me faltan
al despertar tan lejos.
Te busco entre las piedras,
las plantas, las montañas,
la niebla del paisaje,
que cubre la distancia.
Te busco sin buscarte,
me alejo tan lejana,
que duele mi alma negra
llorando cada tanto
en la lluvia sin freno
preguntando sin asco
por qué elijo esta vida
y no me quedo en casa
durmiendo tan tranquila.

Familias americanas

Familias americanas
que encuentro cuando viajamos,
con chicos revoloteando,
aburridos y soñando
algún destino ignorado
que se revuelve apurado
alrededor de una idea,
una empresa, algún milagro.

Familias americanas,
abrumantes y lejanas,
que zumban alrededor
con energía infinita,
sin límites, sin lamentos,
con la educación fruncida
de cristianos inspirados
con esperanzas de paz,

mientras la gente se ufana
a transitar por la vida
yo registro puntería
escribiendo versos sueltos
que amontono con mi pluma,
entre el ruido de unos gritos
que desbordan de alegría
y el llorar de una emoción.