Licuado

Licuado de bananas,
de ciruela y de sandía,
de verdura verde y fresca,
algún yogurt con vainilla,
con la pasta de maníes,
con la leche y con frutillas
son parte del rito alegre
de mañanas alineadas
hacia el otoño que llega
empezando la jornada
con los bríos del recuerdo
de anoche haciendo el amor
para encontrar sin malicia
tu mirada de galán
como buscando caricias.

Besos (Número 2)

Escribir lo que te quiero
cuando recuerdo tus besos
pareciera una quimera.
No sé si podría hacerlo
para hilvanar unos versos
si me cuestan la alegría
al repetir el tormento
de verte desde mi vida
como  mirando un espejo.

No sé

No sé qué pensar
no sé si a veces te quiero,
no sé si puedo olvidar
las traiciones de otros tiempos,
no sé si quiero encontrar
la paz que a veces anhelo,
no sé si me he de acordar
todas las cosas que tengo
y las tiro a la basura
para gozar un momento
donde no pueda añorar
un pasado sin lamento.

Mañanas tranquilas

Mañanas tranquilas,
cansadas, dormidas,
letargo de siempre
antes de la comida
y el peso de tu cariño
que me ilumina la vida.
Mañanas de vacaciones
que añoro porque no tengo,
que me traen emociones
escondidas en recuerdos
de las pobres ilusiones
que no encuentro en la corrida
de tener que trabajar
en la oficina aburrida.

Peste covid

El amor en estos tiempos
no es juego en mi pensamiento
ni tampoco una alegría
sin mucho entretenimiento
y no valdría la pena
de nombrarlo ni quererlo
aunque te cueste la pena
de verte solo y molesto.
El covid ataca a todos
pero a mí no me interesa,
tengo una sonrisa triste
porque nadie se me acerca,
me puede costar la vida
si toco lo que no debo,
mientras me asusta o molesta
este estilo de cariño
tan escaso y sin sentido
aunque anoche los apuros
de gritos y de indecencia
mientras me dabas tu amor
valían la pena hacerlo
detrás de mi independencia
sabiendo que algunos otros
no nos ven con inocencia.

Cuántas veces

Cuántas veces que te digo
que la cosa está escondida,
que yo no sé lo que se habla,
que pareciera perdida
en la maraña de abrojos
dentro de un bosque de espinas.
Cuántas que no lo vería
nunca más al que te dije,
pero me ayuda el mirarlo
aunque me pierda lo mismo
dentro sus ojos tan brujos
aunque no valgan la pena.
Qué extraño es verte despierto,
verte sin verte de nuevo,
verte si miro hacia arriba
para buscarte de lejos
mientras te encuentro acostado
en el prado de verbenas
y me recuesto a tu lado
para tocarte de veras.

Paisajes

Paisajes coloridos
de prados con banderas,
con flores de caminos
en las enredaderas
que cuelgan del parral
con vasos y con vino.
Paisajes de mil días
buscando una salida,
la entrada de una entrega,
la guerra, la escalera
que crece con la vida
para llegar al cielo.
Paisajes que se ahondan
al fondo de los tiempos,
que guardan en el suelo
la historia de los muertos,
los vivos, los que nacen,
los que se enferman tristes,
los que cantan al viento,
al sol, a la rayuela
y al beso de un te quiero.

Saberlo todo

Quizás si tuviera algo
parecido a tu sonrisa,
los encantos que mostrás
todo el tiempo suavemente
y el beso que siempre espero
sin lograr a convencerte,
podría saber mejor
las cosas que me convienen
hacer de noche y de día
para saber lo que puedo
conseguir sin mucho esfuerzo
cuando me siento tranquila.

Quizás si fuera a la escuela
para aprender a escuchar,
o salir dando una vuelta
alrededor del lugar,
caminando por el bosque
con los nogales cargados
de nueces para jugar,
me tomaría el recado
de saber todo lo nuevo,
lo viejo y hasta poder
demostrar sin mucho apuro
lo que nunca pude hacer.

Agua

El agua cantaba
su sueño de amores
mojando la costa,
los peces, las flores,
los patos silvestres
de plumas jaspeadas
y alguna gaviota
bucando comida
con gritos de hambre
en tardes cansadas.
El agua reía
cuando me mandaba
mensajes sublimes
que se deshacían
besando mi frente
y me despertaban
gritando más fuerte
cuando la corriente
más tenue se hacía.

Era

Acá la noche era oscura
llena de amor y de drama,
la luna no se veía,
las estrellas no brillaban,
el espejo de tus ojos
lloraba sin compromiso
porque la luna escondida
no se veía lo mismo.
Era una noche sin brillo,
sin canciones, sin palabras,
toda la noche dormida
en el medio de la nada,
mis ilusiones, mi alma,
con las cosas que no cambian
y las que cambian mañana.
Aunque la noche era oscura
no me daba ningún miedo
porque siempre que me acuesto
cada noche, todo el tiempo,
duermo tranquila a tu lado
sin importar el momento.

Mirando

Mirando por la ventana
sentada en algún sillón
veía gente llorando
sin ton ni son,
sin corazón,
sin compromiso y sin razón.
Mirando allá desde siempre
sabiendo lo que perdí
cuando dejé mi Argentina
volando para vivir,
a mudarme con apuro
al país de Canadá,
me fuí paseando temprano
mientras mi vida encontré
enredada en tantos lloros
que de pronto me asusté.
Por qué si llorando sola
me presiento envejecer
no me busco compañía
para gozar el placer
de mirar por la ventana
lo que queda por hacer
si me aflijo sin motivo
cuando llorando me ven.

Te vi sin mirar

Te vi que te estabas yendo
como si huyendo de mí,
te alejabas sin volver,
te me ibas por ahí.
Te fuiste sin un adiós,
sin un beso, sin llorar,
te fuiste apuntando lejos
y sin mirar para atrás.
Quizás después de la noche
cuando me dabas tu amor
pensabas que en la mañana
te ibas a ver salir
el sol de la aurora joven
que llegaba para ti,
y en ese instante preciso
te acordaste que partir
no era ya para dejarme,
sino para sonreír
a los pastos del camino
que se meneaban sin ver
si apuntás para alejarte
al olvidarte de ayer.

Pájaros de otoño

Pájaros de otoño
vuelven a volar,
dejando el verano
se van a buscar
el calor del sur
más cerca del mar.
cisnes, chalchaleros,
gansos, tordos, cuervos,
lechuzas y otros
pronto volverán
a remontar vuelo
huyendo el invierno
del blanco silencio
que van a dejar
para hacer el nido
con amor y paz.
Pensá en tus pasiones,
tu vida, tu amor,
tu nido, tu casa,
tu calor de hogar,
me alegro que quieras
que cerca de tu alma,
tus besos, tu cuerpo
me pueda quedar.

Destino

Destino inexorable
que me presigue sin tregua,
por la noche, por la tarde,
todo el tiempo, en todos lados,
en el centro de mi vida
sin saber cómo buscarte,
esperando cada tanto
el encontrarte contento,
mientras pienso sin parar
la idea de verte cerca,
de mirarte, acariciarte,
enamorarme de nuevo,
mirar mi vida en tus ojos
si me ven como aquel día
cuando nos vimos primero
evitando la mirada
para ocultar los deseos
de sentirse alucinados
por la presencia encendida
del compañero anhelado
de esta muchacha querida.

El trueno

No sé si lo esperaba
al trueno entre las nubes,
el sol y las borrascas
las flores y las rosas,
no sé si lo esperaba
sintiéndome dichosa
jugando a la marchanta,
al trueno y a las cosas
que pasan en la vida
cuando mejor que todo
es nunca no hacer nada.

Oscuridad increíble

Oscura estaba mi vida
en el medio de la nada,
nada mirando adelante,
sola quedaba dormida
en desiertos atrevidos
mientras pasaba los días
sin mirar ni para atrás
ni tampoco para arriba,
buscando decirte pronto
lo que soñaba escondida.

Levantarse

Levantarse muy temprano,
lavarse la cara un poco,
conseguir hacer las papas
para comer otro poco,
vestirse sin mucho tino,
conversar lo que no es queja,
contar las cosas mejores,
olvidarse que una es vieja,
y salir para los campos
en un coche que es de paja,
manejándolo despacio,
para aprovechar las ganas
de andar sola en este mundo
que la vida te depara.

Enojos

Enojos desesperados
y que te hieren de pronto,
que asustan una y mil veces
sin quererlo en mi rezongo,
y que persiguen por siempre
sin saber lo que propongo
de pasar a alguna cosa
que produzca la alegría
de poner contento al otro
mientras que alguno no olvida
lo que provoca un enojo.
Enojos muy calculados
que me sorprenden en todo
lo que hago, lo que escondo,
que me cubren sin pensarlo
todo el tiempo sobre el rostro
con situaciones extrañas
donde el que huye no cuenta
porque mi opinión no sirve
si es provocando pelea.
Canciones llenas de gracia,
de favores, de expresiones
que no sirven para mucho
si acariciás sin malicia
el muslo pesado y fuerte
de la pierna más cercana
de tu marido de siempre,
antipático y odioso,
y si eso no alcanzara,
también feo y poderoso.

Margaritas

Las margaritas del campo
lloran tristes todo el año,
cuando se ven florecidas,
cuando de pronto te extraño,
cuando te ofrezco mi vida
aunque me espere un rechazo.
Tantas pobres margaritas
y otras flores del montón,
rosas, alelís y aromos,
me hablan al corazón
donde podrían gritar
al verte en algún rincón
del lago donde me baño
cantádote mi canción.

Flores de papel

Las flores de mi ventana
son de color mermelada,
se visten de papel rosa
al empezar la mañana
y se acuestan primorosas
en caramelos de plata.

Las flores con que me adorno
viven en mi corazón,
son como papel de seda,
son de pasión y valor,
son de aromas de esperanza
si me abrazás con amor.

Caminando siempre sola
me acuerdo cada vez más
de los besos de aquel tiempo
que extraño cuando no estás,
mientras el río se aleja
sin poder volver atrás.

Estoy sentada

Estoy sentada a la mesa
cuando me pongo a escribir
cuando me tomo un helado,
cuando me acuerdo de ti.

Estoy sentada sin verte,
no te podría mirar,
tengo una herida doliente
si no te puedo tocar,
si mi vida está pendiente
de lo que pueda pasar,
si de pronto de repente
nada pueda resultar
de esperarte desde el puente
en la cima del lugar.

Me aterra

Me aterra el pensar
que algo se cambie,
que solo el mirar
que pueda cambiar
me aterra encontrar
todo de repente
que pudo cambiar
cuando estuve ausente,
locura de hoy
cambiando sin tregua
todo lo que sé,
todo lo que pido,
lo que yo  pensé,
lo que nunca atino,
lo que me alegré
si estabas conmigo.

Balcones

Balcones, balcones grandes
de la América española,
la que trepó a las mesetas
viviendo la vida loca,
la que lenvantó murrallas,
zanjas, huecos en las rocas,
las que escaló las montañas
conquistando a toda hora.
Balcones alucinantes
donde me siento a mirar
todo lo que pasa afuera
debajo de mi sentar,
sin esperar a ninguno
que no quiera trabajar
para ganarse el cariño,
de mi alegría y pesar,
mil cosas que da la vida
cuando te quiero encontrar.