Poemas que voy cantando
tempranito en la mañana,
que las canto un poco bajo
aunque me duela la panza,
que las escribo torcidas,
que las escribo sin pausa,
que me gustás con locura
mientras recuerdo tu gracia
cuando me abrazás de noche
o de día en la distancia.
Cuando no vale la pena
esconderme la cabeza,
nadie me mira de cerca,
nadie me viene a buscar,
solo un muchacho inocente
que espero verlo esta vez,
siempre que quede la sombra
de algún avión de papel.
Nada que pase me asombra
en la vida del vergel,
canto en el avión con fuerza
aunque me cueste la piel.
Un mapa que se dibuja
sobre la pantalla verde
es un mapa solitario
mientras yo quisiera verte
para saber si querés
sentirnos también de cerca
en el puerto de papel.
En la pantalla se ven
las montañas de oropel,
bailemos la chacarera
sin cansarse de leer,
escribamos algún verso
que me muestre tu querer,
canciones que voy creando
como si me hicieran bien.
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