Vacío

Vacío siempre anhelante
que me persigue de noche,
recortándose en mis huesos,
en mi carne, en mi sonrisa,
en mis manos de señora
que buscan paz en la brisa
de un árbol que va dejando
sus hojas como camisa
que lo desnudan de pronto
mientras hielan mi sonrisa
en el frío del invierno
que me llega desde siempre
cuando el otoño me avisa
que negras quedan las plantas
que pierden lo que vestían
hace poco en el verano
lleno de verde y de risas.
Vacío que me da miedo,
me estruja, me besa triste,
me hiela el alma atorada,
me deja sola y marchita,
y me anuncia que el mañana
no está tan lejos delante
del tren que pasa en la tarde
para anunciar que la muerte
se esconde en algún rincón
sin mirar de donde viene.

Tus ojos (nuevo)

Tus ojos siempre curiosos
me persiguen donde voy,
me desvisten, me desvelan,
me dicen lo que escondés,
lo que pensás del futuro,
lo que pensás para adentro,
lo que querés desde afuera,
lo que seguirás buscando
hasta el día que me muera,
todo el tiempo hasta que llueva,
y me gritás desde ellos
tus pasiones, tus anhelos,
tus deseos más ocultos,
tus pensamientos fuleros,
tus alegrías sonrientes,
tu esperanza compañera
de los caprichos de ahora,
los que ayer nunca llegaron,
los que vendrán otro día,
recostándose en la tarde,
otra noche hasta la comienzo
de alguna aurora atrevida,
entre cariños dormidos
y miradas relajadas
de tus ojos deslumbrantes.

Pampa mía

Pampa mía de mi vida,

De mi amor, mis esperanzas,

Que busco corriendo sola

Con anhelos turbulentos,

De paseos por trigales,

Por prados que no terminan,

Con centenas de animales,

Que comen el pasto fresco

Siempre mirando adelante.

Pampa mía tan querida,

Tan alejada y distante

Que recorro en mi cabeza

Mientras me miro al espejo,

Me peino sin olvidarme

Que en unos días te veo

Y que volveré a abrazarte

Aunque el peligro de muerte

Se aparezca en cada instante.

Muchas cosas que me digo

Son para no olvidarte,

Para encontrarte escondida

En cada espiga de trigo,

De cebada, de centeno,

Para comernos la cena

En algún restaurante bueno,

O en los paseos que haremos

A casa de los amigos.

Pilas (para la coordinadora Diana)

Pilas de papel en blanco
me esperan sin esperanzas,
siempre la falta de tiempo
deja que muera en la mano
el deseo de usar hojas
para escribir mis poemas.
Me acuerdo de la señora
que nos ayudó de guapa
a organizar para CALA
el grupo de los mayores
que venían a escucharla
para practicar inglés
y ayudar los estudiantes
a pronunciar nuestros verbos
con orgullo y alegría.
Diana vino todo el tiempo
sin falta y sin preocuparse
de sus perros que dejaba
por traer en su mochila
un montón de pensamientos
si coordinación hacía
del grupo de gente grande
con un montón de estudiantes
que el español aprendía.
Nos trajo temas jugosos
para discutir de día
y seguimos escuchando
sus consejos y su guía
al través de reuniones
mientras que nos preguntaba
cómo poder conseguir
el ser feliz en la vida.

Coches

Coches que me pasan
por rutas de campo,
de ciudad, de prados,
de valles y puentes
llevándome adentro
mientras los manejo
para ahorrarme tiempo.
Coches que corriendo
me ayudan la vida
en viajes amables
sin pausa y sin prisa,
con sol o con lluvia,
con nieve o tormenta,
con vientos o truenos
con frío o calor,
relámpago y niebla.
Miles de piruetas
haciendo los autos
caminos de asfalto
que nunca terminan
de día o de noche,
kilómetros largos
que curan heridas.
Amor sin pesares
buscando en el aire
alguna esperanza
que me dé alegría.
Mando muchos besos
en cada leída
de estos versos locos
que nunca terminan.

Empujada

Empujada sobre el borde
de una vida abandonada
recurro a alguna canción
que no sirve para nada.
Empujada e inmolada
sin pensar, sin tener patria,
la vida se hace emoción
se hace escuela, se hace nostalgia.
Pedazos llenos de tiempo
que se reducen al cuento
de las cosas que me pasan.
El destino se detiene,
te recuerda, me entretiene,
se lleva cosas ajenas,
encuentra cosas queridas
y busca sin querer más
que pensar en vos con miedo
que te olvides de mi amor,
de mi estrella, de mi cuerpo
porque me estoy desarmando
enredada contra el viento
que silba cosas obscenas
desde el fondo de un momento
que me rescatan del peso
de mi vida abandonada.