Vida de familia, querida, añorada,
que a veces recuerdo en buenas o malas
cosas que pasaban sin pensar en nada
con vicisitudes de correr por siempre
buscando quimeras que a veces lograba
y otras veces casi ya ni me alcanzaba
de ver a los chicos creciendo sin pausa
hasta que se fueron dejando la casa.
Vida de familia, ternura del alma,
que se adentra en cachos de tiempos
que pasan
dentro la amargura de madre extrañada
que se fue hasta el cielo tan pronto sin gana
de dejarnos solos ni ver su mirada
que nunca logré tampoco olvidarla.
Vida sin la vida que una esperaba,
de broncas, festejos, de tiernas miradas,
entre tanto esmero pañales y sábanas,
vestidos de fiesta poniendo la mesa,
todo se amontona tan despilfarrado
que pierde el destino de encontrar sin traba
esperanzas nuevas de vidas pasadas
que al pie del cañón la gente buscaba.
