Adiós al viento

Adiós al viento
Que llega fresco
Desde este lago
De encantamiento.
Adiós al canto
De aves traviesas,
A las ardillas
Sobre la mesa,
A las poltronas
Que nos trajimos
Y nos llevamos
Para la vuelta
A nuestra casa
Donde aburridos
Entre bostezos
Tan contidianos
Nos resignamos
A las rutinas
De vida brusca
Al despertarnos
Por la mañana
Con las noticias
Del mundo entero,
Pronosticando
En la sorpresa
Del tiempo loco
Que ahora tenemos.

Levantamos campamento

Levantamos campamento
Dejando atrás los mosquitos,
Los tábanos muy hambrientos,
El lago, los pensamientos,
Las rocas que son eternas,
Las plantas con energía
Para saludar al cielo,
Las ardilas y algún zorro
Visitanto la cabina.
Apuntamos sur oeste
Y ahí nomás nos largamos
Después de guardar por horas
Dentro de este coche nuestro
Las pilas de cacerolas,
Los cubiertos y abrelatas,
Hielo seco en la heladera,
Las revistas, la mochila,
Las mallas y las tohallas,
Los sacos, las zapatillas,
Las cuatro computadoras,
Los libros y los cuadernos,
Los pilotines de lluvia,
Las almohadones, las mantas,
Las bolsas para dormir,
Y otras cosas que recuerdo
Pero no es fácil nombrar
Si quiero rimar en verso,
Para volvernos a casa y
Al yugo de nuestro empleo.

Contando los pasos

Contando los pasos,
los besos y abrazos
al lado de mi hombre
empecé un camino
sin meta ni hallazgo
que me llevó lejos
dentro de los tiempos
de vidas queridas,
midiendo en sencillas,
trilladas caricias
que me ayudan mucho
cuando lo que siembro
son simple semillas
que crecen despacio
dentro de un destino
que encuentro cantando
haciendo camino
con los desafíos
de todos los días
que enfrento sonriente
en los largos años
mirando hacia el cielo
como inspiración
en toda esa historia
que se enrieda clara
en un sentimiento
que tanto se añora
y se desenvuelve
en la sobriedad
de la recorrida
tomando tu  mano
como toda guía.

Faltan solo cuatro días

Faltan solo cuatro días
Y me vuelvo a trabajar,
No tendré más los mosquitos
Ni tábanos del lugar,
Volveremos a rutinas
Viendo las horas correr,
Recordando en los oídos
El suave ruido de olas
Que se agitan con el viento
Que las hace rebotar
Contra la orilla florida,
Verdosa, hermosa, sin par,
Con el sol impenetrable
Y el aire puro fugaz.
Solo cuatro desayunos,
Cuatro almuerzos, cuatro cenas,
Cuatro dormidas tranquilas,
Cuatro despertadas sobrias,
Cuatro jornadas gloriosas
Que ya no podré olvidar.
Esperemos que me guste
El volver a nuestro hogar,
Mis recuerdos, mis amigos,
Me correspondencia audaz,
Mis obligaciones fijas
Y mi diversión normal.

Norma y Carlos

Norma y Carlos
Qué pareja
Yo que la he visto nacer,
Que la espié desde lejos,
Que la acepté con candor,
Que me pareció muy buena
Con suerte para los dos
Contándolos como amigos
Hasta este día de hoy.
Norma y Carlos desde siempre,
Casi es como adivinar
Los días viviendo cerca,
Yéndolos a visitar
Después de cenar en casa
Y correr hasta el lugar
Donde viven en familia
Para convensar un rato,
Para poder planear bien
La fiesta de algún vecino,
El asado que hace Carlos,
Las tortas que haría Norma,
Los tostados de mis sueños
Hechos con miga argentina
Que nunca puedo olvidar,
El delicioso matambre
Tan rico para comer y
Alguna ensalada rusa
Con mayonesa y atún.

Desde el día que te vi

Desde el día que te vi
Por esa primera vez
Me resultó una alegría
Encontrar a mi pareja
Para verte deslumbrada,
Besarte y enamorarte
Pensando hacerte cambiar
Tus ideas de la vida
Que nunca pude lograr.
Desde el día que te vi
Me gustaste siempre más
Que el estar viviendo sola
Pensando cómo emular
Los secretos de otra gente
Que un día pudo aceptar
El hacer vida en común
Pudiéndose organizar
Sus destinos coordinados
Alrededor del amor,
La amistad, las esperanzas
Llenas de felicidad,
Con valores generosos
Para algún mundo mejor.
Mientras mi alma te adora,
Y mis ojos van buscando
Tu mirada de galán
Con sonrisa deslumbrante
E inteligencia capaz
De pensar para los dos,
Quiero conseguir un día
De aquí hasta la eternidad
La paz que añora mi ser
Cada día mucho más.

La luna estaba allá arriba

La luna estaba allá arriba
En lo alto de la noche,
Su hermana la saludaba
Sobre el reflejo del lago.
Las estrellas escondidas
Detrás del blanco lunar
No se ven ni de pasada,
Ni se pueden comparar,
Nada se ve en este cielo
Sino brillatez lunar.

La luna está casi llena,
Su luz alumbra el lugar,
El lago tranquilo abajo
La muestra en su resplandor
En un espejo perfecto
Que es espléndido mirar
Y el paisaje se cobija
Sin ruidos y sin hablar.

Hay un silencio precioso
Sin nubes y sin mostrar
Ni la estrella más brillante
En la magia del lugar
Con esa harina de luz
Que blanquea fríamente
En el azul de la noche
Todo lo que ves acá.