Tren de carga

 Tren de carga que pasara

por el pueblo de St. Marys,

que kilómetros de vía

chucu chucu recorría

por montañas y por valles,

por praderas con trigales

y por ciudades tranquilas.

Trenes de carga de entonces

con niños que dibujaban

piratas, hadas y ángeles

manejando submarinos

y trenes llenos de pinos.

Trenes con ilusiones 

escondidas en la vida,

mi abuela contando cuentos

de locomotoras lindas

pintadas de color negro

resonando en la partida

con ruidos acompasados

"cinco pesos poca plata"

por la vía derretida.

Mirando

 Mirando mi vida 

en medio de un bosque

frondoso, frescón, 

frágil, primoroso,

me veo tan linda, 

me veo más joven,

contenta en la vida, 

de amor y de gozo,

de plantas con flores, 

con frutos, ardillas,

con tanta alegría, 

sin ningún rezongo,

en el caminito

verde y florecido

que pasa colinas, 

con lomas, esquinas,

rodeando las casas 

de mi pueblo amigo,

de calles con autos 

besando el asfalto

y vías con trenes 

de vagones altos.

Sublime

 Pasiones sublimes

que casi adivino,

que atraen de pronto

ideas que digo,

que busco, 

que escribo,

que sueño despierta

y pienso en la noche

cuando se recuerda

que en triste pasado

con miedo viviera.

Momentos sublimes

que casi dan pena,

que si no corrijo

me llevan muy lejos

a playas ajenas

y para el encuentro

del final feliz

tengo que olvidarme

del miedo inconcluso

que me hace sufrir.

Vendría

 Vendría a verte de pronto

para buscarte y rogarte

que nunca me dejes sola,

que te quiero aunque me falte

todo el tiempo de tu tiempo,

todo el gozo de tu cuerpo,

toda la atención medida

que a veces me alcanzaría

si cada tanto te encuentro

en el medio de la nada

corriendo un rumbo concreto.

Vendría a buscarte siempre

por las laderas nevadas

con los álamos celestes,

en los paseos sedientos

de amor, atención y ganas.

No podría

 No podría ni llorar,

ni cantar la chacarera,

no podría ni reír

ni sentirme toda plena,

no podría reinventar

las cosas que me dan pena

no pena sería  triste,

ni sería pena buena,

nada sería lo mismo,

todo sería difícil, 

si el que busca algo 

que encuentra

le dé gusto o le dé pena.

No  podría sonreír,

no sabría darme cuenta

si lo que siento es sorpresa

o si no pienso de veras,

no podría amanecer

sin sentirme al lado tuyo,

gozando el calor grandioso

de tu cuerpo cerca el mío

mientras la nieve se junta

en la calle y en los pinos.

Salía

 Salía temprano mirando hacia el cielo,

mirando adelante, pensando en mis penas,

mis glorias extrañas, mis cantos de arena,

mis pobres hilachas de brillo y maicena.

Salía de noche, muy tarde en la noche,

cantando bajito sin pena ni gloria,

sin que me importara sentirme contenta,

sentirme muy triste si nada me alegra,

de pronto creer que todo se arregla

si lo que se hace lleva hasta una fiesta.

Salía contenta, siempre caminando,

nunca me pondría a esperar llorando,

saldría sin rumbo, buscando una estrella,

un camino hermoso rodeado de bellas

flores encantadas de color canela. 

Entre

 Entre las cosas que veo,

las que creo o me imagino,

las que no sé si me entero, 

las que no me importan nada

si no sé de qué se tratan,

las que se encuentran sin asco

amontonadas en pilas

sobre escritorios de pino

con la comida italiana

que cocino los domingos,

no sé dónde me pondría

a buscarte en el invierno

para escucharte embobada

todo el día sin lamentos.

Entre las nubes del cielo,

las estrellas y la luna,

me acuerdo de tu cariño,

tu soporte irreprochable

siempre incondicional

de mujer ilusionada

en mi pasión que recuerda

todas las cosas pasadas

buenas, malas o escondidas

en la historia  de esta vida.

Sobriedad

 Sobrios los pensamientos,

las dudas, los sentimientos,

la farra que nunca viene,

los cantos que lleva el viento,

las tragedias y alegrías,

las vueltas que da la vida

con cosas que van muy bien

llegando en la bienvenida.

Entretenimientos sobrios

donde se vive el momento

pensando en algún negocio

sin creer en divertirse,

solo trabajo y tormento,

usando lógica fría,

calculada y anhelada

para encontrar la salida.

Hojas de roble

 Se fueron las hojas muertas

del roble inglés de mi casa,

el viento de la borrasca

se las llevó de repente

y no quedó ni una sola

de la noche a la mañana

para mirar dónde están

mientras volaban muy lejos

alrededor de la plaza.

El viento frío de otoño

las sacó con inclemencia,

las llevó sin compasión,

el roble inglés de la casa

sin sus hojas se quedó.

Como ese frío de otoño

muchas veces me quedé

sin hojas para cubrirme

del alma mi desnudez,

y te añoré desde el fondo

de mi triste corazón

pensando en cubrir mi vida

con tus besos y pasión

aunque al final de la historia

todo quede sin rencor. 

Trabajo (número 2)

 Trabajo a destajo,

bendición del cielo,

casi sin quererlo

me vuelvo pañuelo,

me escondo contenta

detrás de repisas,

con el escritorio

lleno de sonrisas

y voces lejanas que

quiero escuchar

en las 4 lenguas 

que puedo entender

en esta jornada

de vinagre y miel.

Vacío lejano

que quiero llenar

con las carcajadas

de un día de amor,

sin reconocer

lo que nunca sé, 

qué podrá pasar

si voy a tenerte

entre mis amigos

del tiempo de ayer

o vas a correr 

a alguna chirusa

que es mucho más linda

si no conocés

que su amor divino

hacia tu persona

me hará padecer

el sentirme sola

casi sin querer.

Casi siempre

 Casi siempre yo me acuerdo

de escribir algunos versos,

y los escribo de día, 

o los escribo de noche,

los escribo en el verano

y también en el invierno.

En cualquier parte del día

es siempre el mejor momento

para sentarme en la silla

en frente de algún tormento

llamado computadora

para martillar las teclas

hasta que llegue la aurora.

A veces cuando me acuerdo

de lo mucho que te quiero,

lo que te busco en la noche

con luna clara o tormenta,

pienso y creo casi siempre

que es bueno vivir con vos

en cualquier tipo de tiempo.

Mentiras

 Mentiras, siempre mentiras

todo el tiempo en la borrasca,

los cielos y los infiernos,

las mañanas en la cama

acariciando tu cuerpo

sin motivo, casi en broma,

sin saber lo que nos pasa

siendo que el sol si se asoma

mostrará mentiras vagas

de engaños en despedidas

que me herían la garganta

de tanto gritar con fuerzas

las tragedias de mi alma.

Mentiras grandes y chicas

en la voz de una paloma

al sentirse enamorada

de un amigo traicionero

que mintiendo la buscara

y después la dejaría

sola y triste en la mañana

para llevarse consigo

a alguna mina porfiada

robándose en el silencio

todo lo que me gustaba

sin importarle mis canas.

Ayer

 Ayer pasó como una historia

de amor, un cuento de hadas

hermosas, sonrosadas,

bailando en el aire,

en el sol y en el agua,

volando sin miedo

en medio de plantas

en bosques de espuma

y lunas de plata.

Ayer pasó y se fue,

me dejó sola en la nada,

me dejó ya tan lejos,

que me olvidé del regreso

para encontrarme en tus brazos,

para cubrirte de besos

y mirarte sin penas

ni dolores del alma.

Ayer se alejó, se olvidó

de saber dónde estaba,

se escondió de mi vista

y no pude encontrarlo,

pero despacio volvió,

el corazón en la mano,

para abrazarme sin celos,

para encontrarme encantada

bajo la luz de una estrella

y cometas de fuego

alrededor de este cielo

de las nubes plateadas.

Cielo oscuro

 Un día de otoño

nos hace sentir

dentro de este cielo

oscuro y feliz,

que todo está calmo

o puede venir

la gran tempestad

matando sin fin.

Feliz porque quiero

recordar tu amor,

recordar tus besos

llenos de pasión,

o encontrar enojos

sin buscar perdón.

Reconozco

 Reconozco lo que busco

una vez que está encontrado,

no lo encuentro todo el tiempo,

solo a veces, cada tanto,

produciéndome alegría

de solo verte asombrado

si en el buscar quiero verte

para sentirme a tu lado.

Días que pasan de pronto

de la noche a la mañana,

tiempo que no queda quieto

ni que podría frenarlo,

apuros de la dormida

si estamos acurrucados

y siento en tu cuerpo hermoso

tu calor como un encanto. 

Me gusta verte y sentirte

siempre que pueda lograr

besarte una y mil veces

todo el tiempo sin parar.

 

Lo siento

 Lo siento en mis huesos, 

mi vida, mi alma,

siento que no puedo

dejar de escribir.

Siento que dejarlo 

sería terrible,

una enfermedad 

que haría morir

toda la esperanza 

de sobrevivir

tanta malasangre, 

sin poder dormir.

Lo siento de veras, 

no es casualidad,

me siento más buena

si te escribo acá.

Lo siento en mis venas,

mi cuerpo, ansiedad,

siento que sin verso

muero sin dejar

de poder decirte

mi sensualidad

cuando lo que siento 

es esta verdad.

Sacrificios

 Sacrificios desolantes

presentádose de pronto,

decisiones delirantes

que hay que tomar mientras corro

por un túnel de viajantes

de una ruta sin retorno

que se lleva por delante

todo lo que tengo ahora

si no dejo de aceptarlos

mientras que en la vida sigo

manejando mi volante

yendo para cualquier parte

sin saber lo que me encuentro.

Sacrificios sin excusas

que se hacen sin pensar,

que no se ven cuando llegan,

ni me van a regalar

al fin de un largo camino

resultados de riquezas

que no podría esperar.

Sacrificios del aguante

de compartir tu hermosura,

tus manos que nunca dejan

de buscar lo que no tengo

y tu corazón prendido

a gozar algún momento 

si es que el destino me apura

a resolver mis tormentos.

 

Mañana será otro día

 Mañana será otro día,

otra hora, otra alegría,

otra cosa que imagina

lo que te quiere esta piba.

Mañana será esperanza,

será vida, será calma

en futuros de añoranza

que me producen nostalgia

mientras me voy a acostar

esperando por un tiempo

que la frontera adelante

de mi vida envejecida

tendrá un camino de oro,

piedras preciosas grabadas

en los ojos picarones

que conozco que me miran

cuando me acerco a la cama. 

La nieve acá llegaba

 Acá se llegó la nieve

en el medio del otoño,

llegaba en la caminata

de la tarde del domingo

mientras te tomaba el brazo

con el grueso del abrigo,

si la nieve silenciosa

llegaba sin muchos bríos

pero igual se amontonaba

al costado de la calle,

la vereda, la nostalgia,

tan solo para el fastidio.

El frío del viento norte

no impresiona ni molesta,

solo trae entre sus alas

esas ráfagas de nieve

en el medio del camino.

Una estará acostumbrada

a que llegue de repente

sin que nadie le permita

que se acomode contenta

en el medio de la casa, 

buscanco enfriar el tiempo

con el cielo tan nublado

que da lástima nombrarlo

si se acerca demasiado

sin que nadie lo apreciara.

Salimos a comprar huevos,

casi, casi una huevada.

En mi lista de los viernes

encargué catorce cosas

y me olvidé de los huevos

para cocinar tortillas,

escarola en milanesa

y el jamón con las tostadas. 

La nieve se arremolina

alrededor de mi cara,

de la tuya, de la ardilla

y del pájaro que canta.

Bienvenida sea la nieve

aunque moleste nombrarla.