Los abrazos

Los abrazos que recibo
entre amigos de la infancia,
parientes que no conozco
porque envejecen sin miedo
y multitud de cariños
que crecen bajo mi abrigo,
forman los ramos de flores
que reciben mis suspiros,
mis anhelos con  mis ansias,
mis destrozos del camino,
mis sueños sin esperanza,
las estrellas que me guían
en  las noches desveladas
y obligaciones sin pausa
que se llevan mis quejidos
en zapatillas gastadas.
Es el volver a la patria,
donde viví mucho tiempo,
donde me encuentro
sin trabas,
me realizo, me desplazo
sin necesidad de mapa,
puedo expresar sentimientos
con palabras encontradas
sin tener que pensar nada.
Mis hombros cansinos
se achican de pronto,
con el peso de los años
que nunca pasan en vano.
Los pies ennegrecidos
se esconden en rincones
en el avión que nos lleva
para volver a la casa,
mientras bailan de alegría
a pesar de la nostalgia
de dejar en Argentina
mucho de mi corazón
en la familia lejana
y los amigos queridos
que otra vez se quedarán
lejanos en la distancia.