Mañanas de mañanita,
de canciones, de poesías,
de versos desperdigados
sobre una página limpia
entre lugares sombríos
con árboles sin espinas.
Mañanas despelotadas
que no tienen ni sentido,
que me gustan si las miro
después que pasó el olvido
y que me traen consuelo
de cosas que yo he perdido.
Mañanas desarraigadas,
destrozadas y apuradas
que me despiertan temprano
sin querer o por quererlo
mientras doy vuelta en la cama
antes de irme al colegio.
Mañanas que me recuerdan
un día más sin pedirlo,
un día más en la vida
sin querer o por quererlo,
mientras presiento la noche
cuando me muero de sueño.
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