Nieve gigante, casi increíble
que nos rodea, que nos aplasta,
que llega suave, sin hacer ruído,
sobre los pinos, sobre las casas,
sobre mi patio que veo ahora
debajo pilas de nieve blanca
sobre las sillas y un asador
que tuvo vida hace muy poco
cuando el asar un par de ajíes
era rutina tan culinaria.
Canto al amor, canto que canta
todos los días de la semana
cuando me siento sin decir nada
porque estoy sola en mi ventana
mirando al mundo por la mañana.
Queréme mucho todos los días
desde el comienzo de la alborada
por la mañana y el medio día,
la tarde austera tan ordinaria
hasta la noche que cae oscura
para acostarse sobre mi cama.
Queréme mucho sin restricciones,
dejáme verte con la esperanza
de estar contigo por todo el tiempo
casi despierta con el sigilo
de los secretos que acá se acaban
cuando una muere sin decir nada.
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