Hermoso es ser la maestra
en una escuela cualquiera
pero es muchísimo mejor
ser maestra jardinera.
Trabajando con los chicos,
con los padres, los vecinos,
en la región Buenos Aires
en el país argentino.
Pero mucho tiempo más
en Canadá en este Ontario
fabuloso y anodino.
Vivan mis maestras buenas
que ayudaron mi trabajo
llegando todos los días
sin olvidar la consigna
de querer a los muchachos
tan pequeños y chiquitos,
darles de comer, cambiarlos,
enseñarles a comer,
a caminar, a escucharlos,
a jugar con los amigos,
cuando sus madres,
sus padres, las abuelas
y las tías
se iban a trabajar
todo el tiempo, día a día
mientras sus chicos crecían
en la linda guardería.
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