El tiempo no para, no mira, no llama,
casi es un suspiro, un sueño, una llaga,
nada lo detiene, nada lo acorrala,
el tiempo está libre haciendo pavadas
para distraernos sin malicia mala
del abismo loco que alguien buscara,
solo que al pasar cerca de la casa
el tiempo no miente al besar mi cara.
El tiempo se aleja, se va para siempre,
me lleva con él mientras no me deja
que goce el momento sin prisa ni miedo,
todo se hace arruga, nada que se piensa
produce alegría ni entretenimiento,
solo la ternura de un hijo que crece
o tus labios brujos en un juramento
de amar para siempre este cuerpo viejo.
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