Una madre, una abuela,
una cara rosada
con los hijos y nietos,
una mañana suelta,
un suspiro de sueño
que te lleva a la escuela,
a los cantos de hadas
que contentas vuelan
mientras que en la noche
suspiran tan tiernas
buscando el encanto
de un cuento con fiestas
con velitas en tortas
mostrando felices
los años que pasan
uno tras del otro
al ritmo contento
del tiempo que vuela.
Pasado mañana
quizás nomeolvides
floreciendo alegres
me harán recordar
los días felices
pensando en las madres,
abuelas y tías,
hermanas y primas
formando una ronda
de mujeres buenas
que me ha sostenido
por toda mi vida
con amor y paz.
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