Versos divinos, llenos de vida,
cantos al cielo, a la comida,
a los poetas que ya se fueron,
a los que encuentro todos los días,
a los que quiero si es que me dicen
de vez en cuando en algún murmullo
qué es lo que esperan si son felices.
Versos lejanos, gente muy joven
que buscan cantos de primavera
en la esperanza reconocida
de un mundo nuevo que se aproxima,
a veces lleno de vueltas locas,
otras temblando sobre una mesa,
tranquilamente casi en silencio,
en un cansancio que no nos toca.
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