Quizás sepas que te quiero
aunque no me traigas rosas,pero si a veces te veo
regalándome esas flores
yo me pongo tan contenta
demostrando adoración
todo el tiempo sin modestia.
Rosas son como encantadas,
parecen de terciopelo,
de dulzura, de elegancia,
de sentirte una escultura
aunque ya mi cuerpo viejo
no muestre las curvas finas
de los años de noviazgo
allá lejos y hace tiempo.
Mi pasión por tu amistad,
tu calor, tu caridad
y tu apoyo de varón
no ha cambiado con los años
y ésa es la realidad.
Traéme rosas también
aunque ya no me parezca
la belleza natural
que era yo en aquel momento
cuando me robabas besos
cantando bajo mi reja.
(De una invitación a participar de un poema fusionado en Poemas del Alma)
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