Sunday 18 December 2016

Versos a Horacio

Debajo de mi ventana
pasaba un arroyo negro
que cantaba y dibujaba
arabezcos de sardinas
y flores de manzanilla
que al correr le murmuraban
deseos de pantominas,
de contratos y argumentos
de las cosas de la vida,
y montañas de pavadas
se juntaban en la orilla
y le vendían al viento
muchas veces repetida
la misma canción antigua.

Debajo de mi ventana   
la gente que pasa y mira
no ve nada de la vida
sólo sombras escondidas
que se van por la varanda
de la calle y de la esquina
con coraje renovado
de cosas que no se piensan
ni se dicen ni se miran
porque están acostumbrados
a ver la casa vacía
y el peso de las heridas
que van haciendo la vida
un poco descolorida.

El arroyo que pasea
me recuerda algún amigo,
sus chicos que ya crecieron,
su señora que de pronto
lo busca sola y lo llora,
porque se les fue volando
por el bosque de la bruma
y al irte con tanto peso
te llevaste tu alegría,
tus miradas y sonrisas,
que se fueron por la tarde
sin darnos la despedida
aunque igual no te olvidamos
mientres nos quede una vida.

Muchas gracias para Horacio
por saber en el pasado
ser parte de algo que fue
juventud de nuestra vida,
amistad y compañía
y que se nos fue alejando
en los murmullos lejanos
de aquella patria querida
que dejamos hace mucho
y bastante a las corridas
y que se quedó alla atrás
escondida en la franqueza
que algunos nos preocupamos
de tener como respuesta.

Si estuvieras con nosotros
te llevaríamos lejos
donde nadie te encontrara
y sólo aquellos recuerdos
de paseos a la orilla
de algún lago muy sureño
viviendo en el pensamiento
con las cosas que no han muerto
te encontrarían la frente,
el corazón y la mente
que se escondió el otro día
porque total para qué
vivir en esta salida
de tantos paisajes sueltos.

Si estuvieras con nosotros
ni sé si te acordarías
de los momentos tranquilos
con las estrellas brillantes
del Rincón de la Cholila,
de mochileros de noche
durmiendo mirando al cielo
sobre el prado florecido,
las gaviotas del Nahuel,
el té en el hotel del Trébol
con tortas de chocolate,
la subida al cerro López
y el avión que nos llevó
de paseo para Ezquel
entre mochilas y mates.
       (ayer falleció otra persona del grupo de nuestra juventud, y lo menos que puedeo hacer es recordarla con lo que escribí hace varios años atrás para Horacio) 

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