Me preguntan lo que hago,
lo que escribo, lo que leo,
lo que no dejo de hacer,
lo que ni quiero mirar,
lo que de pena me muero
cuando me puedo acordar
que mientras estoy escribiendo
Eduardo podrá morirse
ahora en cualquier momento
porque a la enfermedad que tiene
no le encuentran el remedio.
Vaya que es triste la vida
cuando un amigo tan bueno
que ayudó a mi familia
mientras que mi hermano tierno
necesitaba la guía
de gente honesta y querida,
está durmiendo al momento
entre remedios sedantes
esperando que el aliento
se vaya de él para siempre
aunque nadie lo querría.