Te espero, te espero siempre
aunque no vuelvas de nuevo,
aunque te vayas tan lejos
que mi destino no encuentres,
aunque me coma los ojos
porque por qué quiero verte
si no te gusta quererme
entre cactus y veredas
llenos de espinas dolientes
que cada tanto aparecen.
Te espero y quizás me importe
si es que pensás en volver,
lo haré con brazos abiertos
mientras me mojo la frente
con agua de rosas fragantes
que encontrara mansamente.
No estoy segura si puedo
llegar hasta alguna meta
del camino familiar
donde muy sola me encuentre.
Te espero siempre lo mismo
aunque no creo que vengas
para abrazarme despacio
mientras miro hacia la cima
de un arco lleno de estrellas
que brillan en compañía
de mil historias dolientes.
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